“Quiero más políticos
obligados a responder ante el público” , frase de Hourdur Tofarson, fundador de
“Las voces del pueblo” de Islandia.
Yo también.
Algo hemos perdido, la dignidad, el ser responsables de las consecuencias de nuestro hacer. ¡Quizás!
Todo está bien
estructurado y pensado, los intereses financieros de las grandes
multinacionales lo controlan todo, ellos saben lo que debe de pasar en cada
momento. Nosotros vivimos ¿para qué? Todas para conformar nuestro modelo de
Sociedad. Hay una gran diferencia, yo así lo veo, entre ellas (gente de la
llamada “buena educación”), a las que resulta cómodo vivir, ya que tienen una
vida fácil, sin esas preocupaciones cotidianas (algo para comer, el alquiler es
muy caro, comprar vivienda es renunciar a tu importante ocio y relajo, estudios
de hijos........etc) y las que en principio pacientemente vamos sobreviviendo,
sorteando un problema y mil ...y al de 1001 ante la imposibilidad de seguir
peleando porque te parece este un obstáculo injusto y ya estás cansado y
piensas que tú algo deberías poder opinar y decir y exigir, pero todo está
(porque lo tienen bien atado) controlado, se te escapa un “juriño” y ¡¿qué has
hecho y dicho?!, màs que pecado mortal, atentas contra todo y contra todas,
¡qué ser más indigno!. ¡Anda! Y explica como te sientes, imposible, ni te
atienden, ni te entienden (alguna si que me entiende, ¡lo sé!).
Yo digo más que el bueno
de Hourdur, todas nos debemos de sentir obligadas a responder ante nosotras
mismas, ante nuestra conciencia y salvar nuestra dignidad.
“Ser o Tener” dijo un
sabio, Ser, ante todo Ser y luego Tener, pero nunca dejar que lo que poseas o
puedas poseer te maneje y domine, ellas saben de esa debilidad nuestra por el
consumo y nos manejan, por Tener somos capaces de pisotear al de al lado y
apartarlo de un empujón (les estamos ayudando a ellas).
Otro señor muy sabio, al que un día tuve el
placer de escuchar, (no voy a dar su nombre pues no puedo reproducir con
exactitud lo que dijo, pero sí me quedó una idea muy clara), contaba como le
habían preguntado un día cómo él pudiendo haber vivido muy bien y cómodo al
lado de los poderosos cómo es que había elegido vivir modestamente y casi casi
pasando desapercibido, él contestó que por estar bien consigo mismo, por
dignidad y tenía pena porque pensaba que cuando podía decir lo que pensaba y le
dejaban hablar abiertamente, se sentía en cierto modo utilizado por ellas,
ellas así se congratulaban de que eran demócratas y dejaban explayarse a las
gentes que no eran partidarias de su conducta (¡vaya hipocresía!)
No tenemos mucho margen
de maniobra, parece, a todo le dan la vuelta.
Pero nos queda LA DIGNIDAD, yo apelo a la
dignidad del mundo (ser dignos de nuestros predecesores y de nuestros
sucesores) y demostrarles a ellas, que no nos interesan para nada sus grandes
negocios, que ya han demostrado que su sistema de funcionamiento no soluciona
la gestión de los recursos y que estos no son de ellas ni para ellas. No
actuemos como ellas, no les sigamos su juego. Hay que pensar, hay que sacar
tiempo para pensar y comprender su juego, esto es lo que ellas nos ponen
difícil, haciéndonos esclavas del consumo y de tonterías.
Nos tenemos que
concienciar de que los intereses financieros de las multinacionales, no son
para nada nuestros intereses, aunque algunos se vendan por un poco más que un
plato de lentejas.
Ahora llego a lo que a mí
me concierne particularmente, en estos momentos y no es otra cosa que una
pequeña parcela del Sistema Sanitario de Navarra: LAS COCINAS HOSPITARARIAS.
Aquí, se puede aplicar
todo lo que anteriormente he dicho y como no y sobre todo LA DIGNIDAD.
Muchos años, de mucha
gente, se han invertido en estas cocinas, mucha implicación personal y mucho
cariño, el buen hacer de las gentes corrientes, normales, sin más aspiración
que vivir y favorecer el vivir digno de otras personas como ellas, normales y
corrientes.
Las trabajadoras que
entren con la nueva empresa, también serán dignas, por supuesto, pero, el
resultado general, la sensación general, la robotización de toda la
elaboración, el tiempo invertido, el alimento final, el sentimiento del
resultado del trabajo humanizado, ¿todo habrá merecido la pena por unos euros?.
Unas dirán que hay que
ser frías y hacer lo mejor para todas (ellas) y lo harán y nosotras nos
quedaremos con la sensación de que están equivocadas pero ellas mandan y tienen
todo muy bien orquestado e incluso han sido capaces de llevarse “al huerto” a
gentes que deberían estar a “partirse el piñón” con nosotras luchando (lease lo
que se te ocurra, PSN, con Roberto Jiménez a la cabeza por ejemplo, y más....)
por mantener una Sanidad Publica Digna para todas.
¡Aupa compañeras!
Resistiendo con Dignidad. Un beso gordote para todas y todas las que nos apoyan
Sira Garcia Garcia
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