Por joseba santamaria
eN el despropósito
generalizado que se ha convertido la gestión de la sanidad pública de
Navarra esta Legislatura ya no hay quien entienda nada. La consejera
Marta Vera aprovechó los desatentos días previos a Sanfermines para
desmantelar lo que quedaba de la cúpula de Salud que ella misma había
nombrado: otra buena parte ya le había dimitido por las cada vez más
evidentes diferencias de criterio con el modelo de desmantelamiento
progresivo de las prestaciones sanitarias que el Gobierno de UPN está
llevando a cabo. Los nuevos nombramientos pasaron desapercibidos en la
vorágine festiva, pero algunos de ellos solo contribuyeron a acrecentar
las diferencias entre el departamento de Salud y buena parte de los
profesionales sanitarios. Ahora, el nuevo gerente de Osasunbidea, Juan
José Rubio, admite que el servicio de las comidas hospitalarias que
presta Mediterránea de Catering no llega a los mínimos de calidad. Nada
que no supieran desde hace meses los cientos de pacientes y familiares
que han padecido y denunciado esa situación. Esto es, Rubio admite ahora
que los pacientes navarros han estado sometidos a una dieta alimentaria
por debajo de los niveles mínimos de calidad exigibles en una atención
sanitaria. Como vía de salida a este absurdo conflicto -solo el
empecinamiento de Vera obliga a la ciudadanía a padecer esta tropelía
alimentaria- se le ocurre contratar un agente externo como mediador en
el conflicto de la comida hospitalaria. Más gasto. Y a esperar que la
tormenta alimentaria escampe, se vuelvan a imponer los habituales aquí no pasa nada y pelillos a la mar. Es realmente desconcertante y muy molesto todo esto.
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