martes, 26 de febrero de 2013

Comida hospitalaria



Aquí en Navarra siempre hemos sacado pecho por los altos indicadores de calidad de vida que se supone disfrutamos y, dentro de los mismos se hallaba, y remarco hallaba, nuestro Servicio Navarro de Salud. Muy a nuestro pesar, venimos recogiendo día tras días numerosas quejas sobre la nueva cocina hospitalaria que nos llegan a través de nuestros pacientes.
Desde mi perspectiva como trabajador de Osasunbidea, hemos pasado de disfrutar de una comida con una calidad y variedad fuera de toda duda, y lo más importante, sin ninguna queja, a una comida que, francamente y bajo mi punto de vista, la calidad de la misma deja mucho que desear.
Desde un primer momento se comunicó a la opinión pública que las cocinas se encontraban obsoletas, por lo que requerían una modernización y externalización a fin de perpetuar su funcionamiento. A día de hoy las cocinas que se entendían obsoletas siguen funcionando.
Se defendió a ultranza que este cambio de servicio equivaldría a un ahorro neto de 4-5 millones de euros, ahorro del cual la Cámara de Comptos de Navarra desconfió. El posterior estudio del Gobierno de Navarra milagrosamente determinó que el nuevo ahorro suponía alrededor de 2 millones de euros. Por otra parte, se aseguró por activa y por pasiva que este supuesto ahorro económico en modo alguno iba a repercutir en la calidad de los alimentos. Es decir, para que todo el mundo lo tenga claro, vamos a comer igual y nos vamos a ahorrar dinero. Esto sin duda es un claro ejemplo de lo que se denomina la Cuadratura del Círculo.
Contrastando la información que se proporcionó con la realidad latente, nos encontramos con: raciones exiguas, comida inapetente, sopas que no lo parecen, pescado que en mi opinión no invita a comer, pude ver una bandeja entera con troncos de lechuga que en mi casa va directamente a la basura. Concretando aún más, les puedo decir la pasada comida del día 17 del corriente consistió en un primer plato de arroz con especias, un segundo plato con pescado y su correspondiente guarnición de arroz y por la noche, para postre, arroz con leche. La comida del día 18 también consistió en ensalada de arroz como primer plato. Hemos pasado de tomar leche de una calidad contrastada, según los propios pacientes y afirmación de la Organización de Consumidores (OCU), a tomar dos tipos de leche que, según esta organización, "desaconseja vivamente su consumo" por su baja calidad.
Quiero añadir un dato relevante que llama la atención, el personal médico de guardia de HVC, anterior a la implantación de este nuevo modelo de cocina, comía la comida elaborada en las obsoletas cocinas hospitalarias. Ahora ya no. A día de hoy la comida para este colectivo se efectúa en la cafetería del centro. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Algún día veremos al político de turno, tal cual Fraga Iribarne en Palomares, sentándose delante de una bandeja de esta nueva cocina e intentando convencernos de que la comida es variada y de calidad. Tengo fundadas sospechas de que ese día recibirá la bandeja modelo.
En definitiva, el ser humano en lo referente a la alimentación y nutrición es lo que come. Bajo mi punto de vista, tengo la sensación de que si la estancia media por paciente en este momento está en torno a 6,5 días, esta cifra se verá incrementada como consecuencia del cambio efectuado.
En resumen, diremos: ¿se ha calculado el posible aumento de la estancia media? ¿Por qué algo que funcionaba perfectamente se ha cambiado? ¿Quién sale beneficiado? Les puedo asegurar que ni los pacientes ni los futuros pacientes se benefician. Y, por último, me dirijo al señor Roberto Jiménez y le pido que, ante esta lamentable situación, tome cartas en el asunto y obre en conciencia. Vuelta al modelo anterior ¡ya!
Alfonso Villanueva Ramírez

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