Aquí en Navarra siempre hemos sacado pecho por los altos
indicadores de calidad de vida que se supone disfrutamos y, dentro de los
mismos se hallaba, y remarco hallaba, nuestro Servicio Navarro de Salud.
Muy a nuestro pesar, venimos recogiendo día tras días numerosas quejas sobre la
nueva cocina hospitalaria que nos llegan a través de nuestros pacientes.
Desde mi perspectiva como trabajador de Osasunbidea, hemos
pasado de disfrutar de una comida con una calidad y variedad fuera de toda
duda, y lo más importante, sin ninguna queja, a una comida que, francamente y
bajo mi punto de vista, la calidad de la misma deja mucho que desear.
Se defendió a ultranza que este cambio de servicio
equivaldría a un ahorro neto de 4-5 millones de euros, ahorro del cual la
Cámara de Comptos de Navarra desconfió. El posterior estudio del Gobierno de
Navarra milagrosamente determinó que el nuevo ahorro suponía alrededor
de 2 millones de euros. Por otra parte, se aseguró por activa y por pasiva que
este supuesto ahorro económico en modo alguno iba a repercutir en la calidad de
los alimentos. Es decir, para que todo el mundo lo tenga claro, vamos a comer
igual y nos vamos a ahorrar dinero. Esto sin duda es un claro ejemplo de lo que
se denomina la Cuadratura del Círculo.
Contrastando la información que se proporcionó con la
realidad latente, nos encontramos con: raciones exiguas, comida inapetente,
sopas que no lo parecen, pescado que en mi opinión no invita a comer, pude ver
una bandeja entera con troncos de lechuga que en mi casa va directamente a la
basura. Concretando aún más, les puedo decir la pasada comida del día 17 del
corriente consistió en un primer plato de arroz con especias, un segundo plato
con pescado y su correspondiente guarnición de arroz y por la noche, para
postre, arroz con leche. La comida del día 18 también consistió en ensalada de
arroz como primer plato. Hemos pasado de tomar leche de una calidad
contrastada, según los propios pacientes y afirmación de la Organización de
Consumidores (OCU), a tomar dos tipos de leche que, según esta organización,
"desaconseja vivamente su consumo" por su baja calidad.
Quiero añadir un dato relevante que llama la atención, el
personal médico de guardia de HVC, anterior a la implantación de este nuevo
modelo de cocina, comía la comida elaborada en las obsoletas cocinas
hospitalarias. Ahora ya no. A día de hoy la comida para este colectivo se
efectúa en la cafetería del centro. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Algún día veremos al político de turno, tal cual Fraga
Iribarne en Palomares, sentándose delante de una bandeja de esta nueva
cocina e intentando convencernos de que la comida es variada y de calidad.
Tengo fundadas sospechas de que ese día recibirá la bandeja modelo.
En definitiva, el ser humano en lo referente a la
alimentación y nutrición es lo que come. Bajo mi punto de vista, tengo la
sensación de que si la estancia media por paciente en este momento está en
torno a 6,5 días, esta cifra se verá incrementada como consecuencia del cambio
efectuado.
En resumen, diremos: ¿se ha calculado el posible aumento de
la estancia media? ¿Por qué algo que funcionaba perfectamente se ha cambiado?
¿Quién sale beneficiado? Les puedo asegurar que ni los pacientes ni los futuros
pacientes se benefician. Y, por último, me dirijo al señor Roberto Jiménez y le
pido que, ante esta lamentable situación, tome cartas en el asunto y obre en
conciencia. Vuelta al modelo anterior ¡ya!
Alfonso Villanueva Ramírez
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