Marta Celaya
Desde que usted está en la Consejería de Sanidad se ha
dedicado a recortar en este servicio público, siempre con una sonrisa en
la boca y asegurando que no perjudicaba en absoluto a la atención a los
pacientes.
Pues bien, durante 43 largos días mi padre ha estado ingresado
en el antiguo Hospital de Navarra y hemos visto trabajar al personal
del centro a un ritmo frenético intentando llegar a todo y sin
conseguirlo algunas veces por encontrarse completamente desbordados.
¿Será que no hay suficiente plantilla, señora Vera?
Y aun así, siempre hemos recibido un buenísimo trato, una
sonrisa y palabras de cariño cuando más las necesitábamos. Solo tenemos
una queja. ¿Adivine cuál? La comida, por supuesto, que según usted es de
una excelente calidad y que somos todos unos tiquismisquis. Pero estoy
segura de que no sería capaz de comerse un puré insípido y lleno de
grumos o un trozo de pollo completamente congelado por dentro. Otro gran
logro de su Gobierno, señora Vera.
Para terminar, quisiera dar las gracias al personal del
pabellón N, tercera planta, por darnos una lección de profesionalidad a
nosotros y, sobre todo, a usted.
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